Es perfectamente lógico que el personaje, si está
sólidamente creado y genera adicción entre los lectores, supere a su escritor,
sobre todo en lo referente a la vida, que lamentablemente los de carne y hueso
tenemos limitada. Pero lo que no es nada lógico es que medio siglo después de
la muerte de un autor su personaje siga vivito y coleando surcando las páginas
de un libro que acaba de dejar la imprenta hace escasas semanas. No se trata de
espiritismo ni de magia, simplemente de circunstancias de herencia y ganas de
seguir tirando del hilo de un detective modelo y absolutamente cinematográfico
como Philip Marlowe. Seguro hasta que le ponen cara debajo de su sombrero
inseparable, la misma que el Humphrey Bogart de los años 30 y 40 dejó en
películas inolvidables como El halcón
maltés o El sueño eterno, adaptaciones
de libros homónimos de un clásico de la literatura negra, el americano Raymond
Chandler.
Pues bien, de la mano del irlandés John Banville, el
mejor escritor vivo en lengua inglesa según muchos críticos, vuelve el inigualable
Philip Marlowe del medio siglo. Desdoblado en Benjamin Black para firmar sus
novelas negras, ha decidido, alentado por los descendientes de Chandler, resucitar
a Marlowe como protagonista de su nueva novela, La rubia de ojos negros (Alfaguara, 2014).
La obra arranca en la década de los cincuenta.
Philip Marlowe se siente tan inquieto y solo como siempre y el negocio vive sus
horas bajas. Es entonces cuando irrumpe en su despacho una nueva clienta:
joven, rubia, hermosa y elegante, Clare Cavendish, la rica heredera de un
emporio de perfumes, que pretende que el detective encuentre a un antiguo
amante, un hombre llamado Nico Peterson.
Lo más impactante del
libro es que Banville no solo ha sido capaz de rescatar al personaje, sino
también a su creador. De hecho, La rubia de los ojos negros es un viaje en el
tiempo, a ese pasado en el que Chandler se peleaba con sus palabras para dar
vida a Marlowe. Y a pesar de todo, de que Benjamin Black escribe casi novela
histórica con su regreso al pasado del que hablamos, el ingenioso sentido del
humor, podíamos decir canalla, de Marlowe sigue intacto medio siglo después,
como lo sigue también el estilo tan peculiar de describir lugares, personas,
momentos de Chandler, precisamente grandes detalles literarios que hicieron que
su pluma creara esa novela negra con mayúsculas, que ahora, con nota muy alta
recupera Banville/Black por el bien del género. Muy recomendable disfrutar de
un personaje inolvidable y un estilo único y absolutamente duradero.
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