Entra en la librería, estás en casa

El viernes 29 de noviembre se celebra en toda España el día de las librerías, que, por tercer año consecutivo, une en una iniciativa común a todas los apasionados a los libros: su encuentro en las librerías. De hecho, a lo largo de todo el día se celebrará una fiesta con la que todos los que nos dedicamos al apasionante mundo de la lectura y sus herramientas, los libros, queremos recordar que un libro es siempre una excelente adquisición y que el mejor lugar para hacerla es, sin duda, una librería.

De hecho, eso es algo que todas las librerías tenemos en común: la pasión por los libros. Los libreros somos gente enamorada de nuestro trabajo, disfrutamos con lo que hacemos: al seleccionar cada libro, al pensar cómo exponerlo, al leer todo lo posible para recomendar a cada lector el libro que mejor se ajusta a lo que busca. Y ahora queremos explicártelo a ti. 

Por eso, para festejar todo lo que sentimos con esta profesión y esta pasión, te esperamos Qasida Librería y todas las compras del día, en las tienda física, tendrán un 5% de descuento.

Y no espere. ¡Entra, estás en casa!

Asesinatos con regañás y palodús contra la Andalucía inmovilista

“¿Y si hubiera un serial killer de sevillanas maneras? ¿Y si mandara una nota al ABC después de cada crimen? ¿Qué pasaría si confabulara en Cash Badía, alternara en El Tremendo o se hablara de él en el Garlochi? ¿Y si los sospechosos fueran caras conocidas de la Sevilla más tradicional? ¿Soportaría el presidente de uno de los equipos de fútbol de la ciudad un interrogatorio sobre un asesinato solo con un zumo de naranja? ¿O un artista de la canción ligera? ¿Y una pareja de humoristas? ¿Y todos los demás? ¿Y si ese violento paisano asesinara... con una regañá y solo a modernos?” Esta es la sinopsis con la que se promociona la primera novela de la saga policíaca del periodista sevillano Julio Muñoz Gijón, más conocido como @RancioSevillano por sus muy seguidos tuits en las redes sociales. El asesino de la regañá (Seleer, 2012; Almuzara, 2013) ha revolucionado el mundo de la novela policíaca con un toque de irreverencia por su crítica a los ambientes más tradicionalistas de Sevilla, y ahora regresa con una vuelta de tuerca más con su nuevo libro de la misma saga, El crimen del palodú (Almuzara, 2013).

Las pesquisas policiales de ‘El asesino de la madrugá’ presentan algunos de los lugares y personajes más conocidos de la ciudad: Manuel Ruíz de Lopera, José Manuel Soto, Los Morancos; no podían faltar bares como Blanco Cerrillo, El Tremendo, Garlochi u otros lugares emblemáticos de la ciudad como la Basílica de la Macarena, la Maestranza, el Hospital Virgen del Rocío y un sinfín de rincones y anécdotas muy conocidas en los ambientes sevillanos. Todo ello con el objetivo de desentrañar los misteriosos asesinatos en serie que se cometen en las jornadas previas a la Semana Santa y que amenazan con provocar el desastre en la noche más importante del año capillita: La madrugá. ‘El crimen del palodú’, por su parte, es su continuación y transcurre en esta ocasión en la feria, sus casetas de distritos, su hermandad de la pata de pollo… Pero con un final aún más épico y una nueva arma asesina tan insospechada como popular en la Baja Andalucía como la golosina conocida como palodú (raíz de regalíz).

Ambos son ante todo divertidos, pero incluyen una crítica, quizás no demasiado feroz, hacia la parte más "rancia" de la ciudad, aquella que se caracteriza por su inmovilismo. Divierte sobre todo a costa de la vergüenza ajena que producen algunas situaciones que pudieran parecer impensables para quienes no estén acostumbrados a cómo se vive en estas tierras del sur, pero lo que claramente atrae de ambos títulos es precisamente su frescura a la hora de describir una ciudad, unas costumbres, una manera de entender la vida, y hacerlo sobre todo a través del género apropiado para la reflexión y la crítica: el policíaco. Y todo, regado como a los andaluces nos gusta, con mucho humor. Una lectura, en definitiva, amena y ligera para reírnos de lo que vivimos día a día. 

Un buen thriller con acento nórdico

Los escritores nórdicos siguen sacando punto al género negro en el mundo de la novela. Tras la cada vez más extensa colección de féminas implicadas en la literatura policíaca, acaba de ver la luz en España la que está ya considerada como una de las novelas más intrigantes del año, al menos en este género. Con un título muy sugerente, ‘El amigo andaluz’ (Suma de Letras, 2013), Alexander Söderberg combina de manera acertada lo mejor del cine de Quentin Tarantino, con la sutileza psicológica de los maestros americanos de la novela negra. Emocionante, cautivadora, atractiva desde el comienzo, el escritor nórdico no ha podido tener mejor debut en el mundo de la literatura con este libro, que será la primera parte de una trilogía que, sin duda, se esperará a partir de ahora con ansias.

Lars Vinge es un policía que lleva trabajando 12 años como patrullero, aunque todo el mundo le evitaba y nada le salía bien. Pero la llamada de Gunilla Strandberg parece dar un giro a su vida. Está formando un nuevo grupo, un proyecto piloto en la lucha contra el crimen organizado internacional y ha pensado en él para formar parte de su equipo. A pesar de lo sorprendente de la propuesta, Lars está convencido de que merece el puesto.

Lo que parece que va a ser un trabajo trepidante se convierte en el rutinario seguimiento de Sophie Brinkmann, una enfermera que ha comenzado a salir con uno de los pacientes del hospital en el que trabaja, Héctor Guzmán, un andaluz residente en Estocolmo que, tras la fachada de un editor de libros, resulta ser un capo dedicado al tráfico de drogas y otros negocios sucios en el país. Pero el caso se irá complicando, Sophie se encontrará en medio de una red criminal de drogas y armas, una conspiración que se extiende por Europa y América y que unirá las vidas de Sophie y Lars de forma imprevisible.

Este es el arranque de una compleja trama en las que los personajes protagonistas esconden secretos y pasados oscuros y tormentosos cuyas fantasmas saldrán a la luz. Policías, asesinos y traficantes se dan cita en una historia con constantes giros, con perturbadas mentes dispuestas a todo en un mundo en el que la ambigüedad moral es la que preside las decisiones de sus protagonistas.